Vida en Violetta

Justo cuando la esperanza de ser madre se iba agotando con el paso de los días, llegaste tú, silenciosa, pero a pasos agigantados. No me hiciste dar ni un solo vómito, no tuve sueño, hice ejercicio y pude seguir tomando café.

Luego por cosas inesperadas de la vida y de la forma más loca, me enteré que venías. Escuché tu corazón y fue mágico ¿es cierto que vienes dentro de mí?

Mi niña, vas a llegar con todo el amor que alguien pueda recibir, quiero verte crecer y verte feliz. Es importante que sepas que siempre soñé con tu llegada, no sabía ni cómo ni cuándo y a decir verdad lo veía tan lejos, que hasta pensé que nunca pasaría y ahora en camino vienes tú: mi Vi-da de mi vida, mi color Violetta.

Quiero que vivas el mundo y aproveches tus derechos, que seas una mujer libre y que tengas la oportunidad de escoger cómo quieres vivir tu vida como en cierta medida lo he podido hacer yo: sin presiones ni prejuicios en un mundo que lastimosamente está hecho para hombres, pero que con el tiempo se ha ido transformando.

No me debes ni me deberás nada, pero yo a ti te debo la vida y la esperanza. Una pesimista y tal vez existencialista yo, no pudo encontrar otra luz para seguir adelante, con más motivación, con todas las ganas.

Debo confesarte que tengo mucho miedo, el camino será largo y tendrá cosas difíciles, pero al final valdrá la pena y ser todo lo que tal vez nunca pensamos ser.

Hijita mía, sé que la vida no siempre es rosa como mi color favorito o violeta como serás llamada y que muchas veces será injusta que no podré evitarte el dolor, la frustración, la rabia porque los vas a conocer y te ayudarán a forjar una personalidad fuerte.

Tú solo prométeme que serás libre y feliz, que yo me encargaré de acompañarte a pintar tu mundo en colores y de hacerlo lo menos hostil como me sea posible. Eres real y ahora, estás conmigo: vivo muy bien acompañada.

Algún día leerás esto y sabrás que aun sin haber nacido, ya eres amada y esperada.

Sé un niña sana, libre y feliz… es lo que más deseo.

Nos vemos pronto niñita mía, del otro lado de la piel para ver juntos la luna, el arcoíris y el sol.

Lindo octubre: Te eché un encantamiento.