El estilo de Mario Mendoza es sin duda muy atrapante para el lector, toda vez que su estilo se basa en marcar la vida de las personas que tienen algún tipo de sufrimiento o que se salen de los estereotipos de la sociedad: prostitutas, asesinos, homosexuales quienes son protagonistas de sus relatos, donde encontramos historias reales, dolorosas, complejas y sin anestesia.
Según mi percepción, Mario tiene muy presente la dualidad del ser y cómo podemos desarrollar una de las dos con más fuerza, dependiendo la situación.
Hoy quiero hablar del tercer libro que he leído de este colombiano, se trata de Relato de un asesino; narra la vida desequilibrada de Tafur: un hombre que en un momento de desespero comete un asesinato y trata de contarlo a través de sus escritos cuando está en prisión.

- El padecimiento de Harry Jekyll era el mío, y sus dolencias más atroces las comprendí no desde el intelecto, sino desde la cotidianidad de mi tremenda experiencia personal.
- Hyde era un otro diferente y radicalmente opuesto que no tenía nada en común con Jekyll.
- A Ángel le debo muchas cosas, pero entre ellas aprendí a no renegar jamás de estar vivo, sino celebrar la posibilidad de seguir adelante.
- Si consigo verme en el espejo y tener en esa imagen la mitad de confianza que ellos tienen en mí, llegaré sin duda a ser un gran escritor.
- ¿Qué se puede esperar de una sociedad que hace un lado la voz de la experiencia y que rinde culto perverso a la apariencia lozana de la juventud? Respuesta: banalidad, trivialidad, inmadurez, falta de peso y de convicciones.
- Uno de los errores de los prosistas jóvenes es ese: no esperar el paso del tiempo, no dejar transcurrir los años que maduran y fortalecen la narración.
- El exceso de memoria impide vivir hacia adelante.
- Parece mentira, pero existimos para otros, somos lo que somos porque los demás nos sirven de espejo para definirnos, porque es en su mirada que nuestras vidas adquieren sentido y profundidad.
- Solo cuando Fernanda se instaló en mi apartamento comprendí la alegría de Robinson al encontrar a Viernes.
- Hay instantes en la vida en los cuales las palabras sobran, donde el lenguaje lo único que haces es entorpecer la perfección del silencio.
- La lectura es lo único que me da paz, (..), que me hace bien, que me apacigua. Será acaso porque la palabra escrita no hace ruido, no suena, acontece en silencio, no perturba tanto como la oralidad.
- – ¿Y en qué está pensando? – ¿Ve los colores del atardecer?- Sí, claro. – Me asombra tanta belleza en la mitad de tanta desgracia.