Nostalgia Noventera

Las generaciones de hoy y del futuro jamás sabrán lo que significa haber tenido la infancia en los años 90: aquellos juegos como el yermis, rejito quemado, el chismógrafo en el cuaderno o las escondidas americanas hicieron de esos días una infancia hermosa, sana e inolvidable.

Recuerdo que lo más popular que se podía ver en mi época, eran los grupos de amigos deambulando por el barrio, sentados en el parque o practicando algún tipo de deporte o las chicas enoquecidas por los UFF -ahí estaba yo-; situaciones que han sido reemplazadas hoy por una Tablet, un smartphone y la preocupación por subir fotos sexys en las redes sociales.

Nunca me vi en mi adolescencia como las perfectas y voluptuosas jovencitas de hoy en día: usaba ropa bien ancha, flaca y sin ningún atributo a la vista, uno que otro grano, el cabello rubio, crespo y alborotado como el ‘Pibe’ Valderrama y por supuesto nada de maquillaje- quizás lo más top era tener uno de esos brillitos de roll on-. Nada de esas cosas importaron en esos momentos, las fotos eran los recuerdos para la familia y los álbumes y no para las historias de Instagram y la apariencia.

La conexión física era mucho más fuerte que la virtual sin desmeritar a esta de ninguna manera, solo que, con estas ayudas de comunicación siento que se ha perdido la importancia de los momentos que se viven para uno mismo, se le han atribuido a una red social. Las cartas escritas a mano, las charlas con amigas por horas después del colegio han sido sustituidas por los emoticones de whatsaap o las publicaciones del muro en el Facebook.

Agradezco a la vida, el haber sido participe de tantas cosas que no volverán de la misma manera, los programas de niños como las Bannanas en Pijama, Coraje el Perro Cobarde o Sailor Moon siempre estarán dentro de la lista favorita que trae esa nostalgia noventera.

Tal vez las nuevas generaciones vengan con ese chip de la tecnología incrustado y tal vez ese chip es el mismo que estamos tratando de adaptar nosotros los más grandes; pero nunca sabrán cómo la vida sin tanta conectividad virtual era posible, más en pensar en el otro sin tanta preocupación por cómo nos vemos en redes sociales.

¿Qué cosas extrañan de los 90?

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