José Saramago (2005)
Era 31 de diciembre en un país y época desconocidos: “Al día siguiente no murió nadie”. Así es como empieza Saramago a relatar que la gente súbitamente dejó de morir un primero de enero. En un comienzo todo es felicidad y dicha a ver que se ha vencido la batalla contra la muerte; sin embargo, la alegría desaparece cuando el ser humano es condenado a una vejez eterna quedando en una enfermedad infinita, cuando la religión cae al no tener fundamento y cuando las funerarias pasan a organizar funerales para animales.

Una vez más Saramago nos deja perplejos con su crítica a la sociedad y la forma de resolver los conflictos, recreando historias que no se saldrían de contexto en una vida real. La muerte después regresa a realizar su trabajo, pero al enamorarse deja en desconcierto al lector cuando finaliza la obra: “Al día siguiente no murió nadie”.
Aquí dejo unas frases que me gustaron del libro:
- “Las religiones, todas, por más vueltas que le demos, no tienen otra justificación para existir que no sea la muerte, la necesitan como pan para la boca.”
- “La muerte está enfadada. Es el momento de sacarle la lengua.”
- “Decía lo que cualquier católico: sin muerte no hay resurrección y sin resurrección no hay iglesia.”
- “Con el paso de los días viendo que realmente no moría nadie, hasta los escépticos salieron a gritar en masa que ahora sí la vida es bella”.
- “Ni para adelante, ni para atrás, sin remedio y sin esperanza.”