Charlemos de libros: pasemos la cuarentena juntos

Ensayo sobre la ceguera (1995) se encuentra en mi lista de libros favoritos -junto con las Intermitencias de la muerte (2005) y El viaje del elefante (2008)- a pesar de que lo leí hace más de 10 años.

En un país cuyo nombre es omitido, un hombre que va transportándose en un auto queda ciego súbitamente en un semáforo. Al ir al médico, le cuenta la historia de cómo quedó ciego y la particularidad de su ceguera: un mar de leche blanca.  Es así como los casos van incrementado de manera significativa por todo el país; Saramago se va a concentrar en los primeros enfermos quienes serán obligados por el gobierno a pasar la cuarentena en un manicomio, teniendo que vivir en las condiciones más insólitas donde se desatará una lucha por la dignidad hasta llegar a lo más degradable del ser humano «enfrentándose con lo más primitivo en su naturaleza: la voluntad de sobrevivir a cualquier precio.«

La ceguera también es eso, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza (pg. 157). El miedo ciega sacando lo peor y más oscuro de cualquier persona ya que como sociedad no estamos preparados para las caídas y en ellas podemos cometer errores que costarán incluso el tener que pasar por encima de otros.

A pesar de que el panorama no es alentador, está la contraparte de la historia en la mujer del médico- visitado por el taxista-  quien es la única persona que no queda ciega, aunque finge estarlo para poder estar junto a su esposo. Ella será testigo de las atrocidades a las que llegarán cada uno de los personajes para lograr subsistir en un mundo sin vista, de desaliento y desolación; se convertirá además en el símbolo de luz, de esperanza, de amor y solidaridad.

Saramago en todos sus textos hace una reflexión sobre la condición humana, lo irracionales y salvajes que podemos llegar a ser y también sobre la compasión y el amor que podemos brindar hacia nuestros semejantes. La enseñanza que nos deja es que en cualquier circunstancia de la vida, siempre nos encontraremos ante una encrucijada: ser la parte de todos los enfermos egoístas a toda costa o ser la parte noble pero racional.

Alzó la cabeza al cielo y lo vio todo blanco, Ahora me toca a mí, pensó. El miedo súbito le hizo bajar los ojos. La ciudad aún estaba allí.” (pg.244).

Si quieren agregar algo más dejen sus comentarios, tendremos mucho tiempo para compartir experiencias literarias.

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